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Por Julio Dornel - 16 de Noviembre 2016
NOSOTROS…LOS DEL 50 - MARCIANO DURÁN


Ha pasado tanta pero tanta agua
que mis puentes se sienten satisfechos;
sin embargo mantienen expectantes
la intención de ver pasar más ríos.

Es que vengo de aquel tiempo bueno
en que laica era la escuela y laica era la perra.
Cuando ya no quedaban más tranvías
y la Onda se estiraba entre los trenes.

Es que vengo de aquel tiempo mío
en que se iba desde el sur discepolín,
y el maracanazo era una gran mochila
que doblaba nuestra espalda para siempre.

Hiroshima era un recuerdo ajeno,
Alemania dos, Checoeslovaquia una.
Fidel era un león entre las sierras,
y Río seguía siendo capital.

De allí vengo...de un lugar distinto.
Ví nacer a los Beatles y los ví dejar de ser (que no morirse),
y dejar de ser las matinés (las largas y noviadas matinés),
ví ponerle the end a nuestros cines.

Yo no estaba el día del gol de la valija
pero vi a Manicera y su chilena,
y al Nando en blanco y negro
haciendo goles de todos los colores.
Cuando yo estaba llegando...se iba Einstein
(tal vez algo sabía).
Walt Disney dibujaba fantasías
y nos dejaba helados al marcharse.

Yo vengo de ese sitio que se quedó sin Marilyn
y tuvo que acudir a Sofía Loren.
Enfrente de mi casa vivía Archie,
Roy Roger cambiaba revistas con Tarzan.
Andar en ascensor era un paseo,
y el clearing no era mas que un pizarrón.

De allí venimos...
Venimos de un lugar donde decían
que la ubedé ganaba o quedaría
igual que como estaba aquel país.
De un sitio de teles colectivas
en tiempos de bonanzas,
en horas de esperanzas...todavía.

El mundo del que vengo era más grande,
pero los cantos rodaban igualmente,
a lo ancho y largo de la tierra
en viejos tocadiscos satisfechos.

Crecimos con Mafalda a pura sopa,
y odiamos a Susana desde el pique.
Reímos –manito-con Cantinflas
y bailamos con el clan en algún club.

Nos estaba esperando un Juan veintipoquito,
y después Pablo sexto nos bendijo.
Vinieron los Juan Pablos y aún estamos
a la espera del reino de justicia.

De allí venimos...
de un mundo en el que Alí
se negaba a noquear vietnamitas.
De Francia en mayo y del Che en el mundo.
De pelos largos, polleras cortas,
de hacer el amor y no la guerra.

Venimos de erizarnos por TV,
cuando vimos pisotear la luna llena,
vacía...como Verne nos decía.

Venimos de Macondo vestidos de cronopios.
Venimos de abrazarnos al arriero
y compartir la comunión andina.

De ver partir tres pablos, los tres dejando marcas,
los tres partiendo juntos, los tres dejando tanto.
De exprimir mecánicas naranjas
de Cruif y Kubrick...mecánicas naranjas.

Venimos del dolor que solo dejan
las cosas que horadan y lastiman,
venimos del exilio y de la cárcel
de gritos y susurros compartidos.
De golpearnos en un triste junio
y brotar igualmente como el musgo
o enredarnos al muro como hiedra.
De generación porfiada que hemos sido,
Seguimos, aguantamos...resistimos.

De allí llegamos...
de la viola soplando torcido,
de la radio del “que tal amigos”,
de Piazzolla cerrando su fuelle
unos años después que Pichuco.
De allí venimos...
de soñar la igualdad en rojo negro,
de llorar cuando mataban
a Martín Luther King y al Che Guevara,
a Allende, a Lennon, a Zelmar y al Toba.
De ver imbéciles creyendo que mataban,
sin saber que hacían justo lo contrario
que le estaban dando vida para siempre.

¡¡Imbéciles fabricantes de inmortales!!

Por ahí hemos estado...
gritando que no una cuantas veces.
Viendo a Borges que no veía
ganar el premio Nóbel antes de irse.
Buceando con Cousteau,
volando con Sagan
expiando las Malvinas,
llegando al Obelisco,
tocando el violín con Becho.
Acá llegamos...casi sin darnos cuenta,
dejamos de fumar a escondidas de nuestros viejos
y empezamos a fumar a escondidas de nuestros niños.
Limpiamos ríos y contaminamos arroyos.
Diga bi, diga lo ¿cambiaría una tatucera por una banca?
Y nos fuimos transformando en gente punto com,
y las ovejas nacieron en frasquitos,
y el ozono empezó a jodernos feo,
y el sida nos hizo tan fieles como precavidos
y los primus se volvieron microondas,
y las madres de mayo siguieron preguntando,
y window fue mucho mas que una ventana
y el Enzo se vistió de embajador
y los chorizos se hicieron hamburguesas,
y a Pelé lo cambiamos por un gordito
blanco, mano y lengua larga,
y llegaron aires nuevos de abajo de las chiapas.
Inventaron la tarjetas rojas para corrernos
Y las de crédito para agarrarnos.
Punta Carretas dejó de ser un lugar
donde la gente sufría y a veces se escapaba.
Puteamos diariamente a Pinochet.
Vimos a Serrat volverse abuelo,
y Mario no dejó de darnos tregua.

Por ahí hemos estado: viviendo, ciertamente.
Y aquí seguimos...a pura vida.
Con mucho por delante.
NOSOTROS...a pura vida.
Creyendo que aun es tiempo
de dejar el mundo
mejor que como estaba
el día que llegamos.
Aunque más no sea
en este sitio chico
en que a NOSOTROS
nos tocó vivir.