Chuynet.com
facebook.com/chuynetportal twitter.com/chuynet
Google

Blogs

Buscar noticia



Guia Chuynet, A un Clic de Todo
Alquilar en la Playa
Venta Propiedades
 
 
Por Walter Celina - 16 de Junio 2016
MEJOR ES TENER MIEDO


NI VALIENTE NI ANGELICAL: RARA

Sin querer ser indiscreto y, al mero objeto de situarnos sobre el terreno objeto de este análisis, ensayaré algunas preguntas preliminares.
¿De qué modo experimentó alguna vez un miedo agudo, cómo lo ha retenido y cómo lo ha entendido? ¿Percibe miedos recurrentes? En caso afirmativo ¿cómo entiende que repercuten sobre su personalidad?
O en otro plano: ¿Cómo advierte que el miedo actúa sobre personas de su conocimiento? ¿Concibe que alguien pueda carecer de tal elemento emocional? ¿O usted no lo experimentó nunca?
Las interrogantes cabalgan a propósito de un hecho remoto, con resultancias científicas recientes.

La mujer S.M., residente en el Estado de Iowa (EE.UU.), caminaba en una zona poco iluminada de un parque cuando, de pronto, fue abordada por un drogadicto, quien le puso un arma sobre el cuello amenazando matarla en el acto. Sin inmutarse la señora respondió al agresor que estaba protegida por seres angelicales, se desligó del sujeto y siguió su marcha, sin otras consecuencias. Al día siguiente hizo el mismo recorrido y atravesó sola el espacio público. Dejando de lado si caminaba acompañada de sujetos protectores alados, atengámonos al hecho.
Lo particular del asunto es que esta persona no ha sentido miedo, al menos en 25 años, a tenor de su historia clínica.
Tal comportamiento deriva del bloqueo de la “amígdala” cerebral, un nudillo neuronal del tamaño de una almendra, considerado la central de las emociones. El estudio ha sido expuesto en la revista “Current Biology”. Se trata de otra enfermedad rara, denominada de Urbach-Wiethe. Alcanzaría en el mundo unos 300 casos.

¡NO TOQUEN LA ALMENDRA!

Estudiando la biología del miedo el neurocientista argentino Facundo Manes (1) explicita que se trata de “uno de esos estados emocionales que hace que el mundo se detenga, que todo el resto del entorno entre en un compás de espera hasta que ese peligro sea resuelto de alguna manera.”
Recuerda que de las emociones básicas, definidas por el eminente investigador inglés Charles Darwin (quien desembarcara en Uruguay y recorriera costas y campos de Colonia, Maldonado y Soriano), consistentes en tristeza, alegría, ira, sorpresa, asco y miedo es, precisamente, esta última la que se ha venido indagando con mayor detalle.

Sigmund Freud (2), el gran pionero sobre los estados de conciencia, realizó dos distinciones bien distintas y centrales. Una, sobre el miedo que se origina ante una amenaza real. Podría definirse como un “miedo normal”. La segunda o neurótica, que responde a “otros factores”, no calificados de peligro inminente.
Desde aquellas indagatorias fundacionales ha habido avances importantes, en el mundo complejísimo de la neurobiología.

Los conocimientos actuales permiten abrir el campo de las inferencias. Por ejemplo, sobre las consecuencias de los miedos extremos, atizados por prácticas políticas violentas, basadas en el terror. O llaman la atención acerca de orientaciones criminológicas que propician la regulación de los impulsos de los individuos, bloqueando con químicos (dopamina) la amígdala cerebral o aplicando cirugías. Dos situaciones que derivan hacia la ética en las ciencias.

Volviendo al punto de inicio de la nota, si como la mujer S.M. quedáramos privados de la capacidad cerebral del miedo -que es una reacción vital-, en términos de normalidad ¿en qué nos transformaríamos?
Algo así como en autómatas para ciertos eventos cruciales.
Pensemos en serio, sin angustiarnos. Como lo han hecho lectores del diario digital español “Público.es”.
Al conocer el caso de la dama de Iowa -con disfunción de su amígdala cerebral- y de cómo podría manipularse el comportamiento humano, escribieron cosas como estas:

-Samurai, reflexionó con humor: “¿Qué no siente miedo? ¡Eso significa que no conoce a Rajoy (3) y compañía!”
-Ipatufet, redactó, como adivinando intenciones: “A mí lo que me ha parecido curioso es que en lo primero que piensan estos, digamos, entregados científicos es en extirparle el miedo a 300.000 soldaditos del imperio para poderlos usar tan ricamente como carne de cañón.”
-Diógenes, no quedó atrás: “¡Qué rápido sacan el tema de "crear un medicamento". Éstos de la industria farmacéutica no se pierden ni una...!”
Así las cosas ¡no toquen la almendra cerebral!


NOTAS

(1): “Usar el cerebro” - Facundo Manes/ Mateo Niro. - Edit. Planeta UY - 08.2014

(2): Sigmund Freud - Príbor, ciudad de Moravia, República Checa, 1856 - Londres, UK, 1939. Médico neurólogo, investigador de la conciencia, padre de la técnica psicoanalítica.

(3): Mariano Rajoy. Cuestionada cabeza del gobierno y líder del Partido Popular en España. Tras las elecciones últimas no ha podido constituir gobierno.